Me desperté, bueno me despertó, esa maldita alarma. Nunca había odiado tanto el sonido de la alarma como aquella mañana, 1 de febrero del 2014, a las 6:15 am.
Me levanté como pude, sin fuerzas, sin ganas, pero me levanté... olía a café recién hecho, era mi madre, llevaba una hora despierta, ella no había podido dormir.
Nada más verme me abrazo, uno de esos abrazos que te hacen llorar, de esos abrazos que pides sin hablar, y tu madre te lee en los ojos que lo necesitas.
-Buenos días mi vida -me dijo
Sabía perfectamente que de buenos no tenían nada, para ella tampoco.. tenía los ojos rojos..
¿Habría estado llorando?-Pensé
-Buenos días mamá-contesté
Y sin querer hablar más, fui al baño a pegarme un lavado a la cara a ver si me despejaba algo, después fui a vestirme.
¿Sabéis esa sensación de que no eres dueña de tu cuerpo?, ¿Que tu cuerpo hace las cosas sin ni si quiera tú ordenarselo? No pensaba, solo me iba vistiendo prenda por prenda sin saber que hacía...
A las 6.40 estabamos saliendo de casa y yendo a buscar a Mario, cuando llegamos ya estaba esperandonos en el portal, nada más verme me sonrio
¿Como se puede ser tan bonito?-Pensé
Se subió al coche y aunque tenía una sonrisa, (para alegarme supongo) sus ojos no podían engañarme...
Llegamos al hospital, mientras mi madre aparcaba yo me bajé con Mario y fuimos entrando.
Me dieron la habitación, me dieron un camisón, unas zapatillas y me tumbé en la cama...
Estaba en la planta de maternidad .. y cada 10 minutos lloraba un bebé, y a mi se me rompía el corazón.
-Hola Isabel -Dijo una enfermera de repente- Te vamos a hacer unos análisis ¿vale?
-Vale.
Me sacó sangre y se fue.
Pasaban los minutos y ahí estaba yo tumbada, oyendo como lloraban los bebés y oyendo como lloraba mi cuerpo por dentro... eso estaba siendo un infierno.
A la hora entró otra vez la enfermera.
-Isabel, en un ratito sabremos los resultados, mientras tanto esperaremos a ver si empieza tu cuerpo a expulsar por si solo ¿vale? si empiezas a sangrar pulsa ese botón rojo y vengo.
-Vale
Se me estaban haciendo las horas eternas.
Estábamos Mario mi madre y yo en la habitación.
Volvió la enfermera, me dió los resultados y me preguntó si había sangrado algo, la dije que absolutamente nada.
Me dijo que me iban a poner unas pastillas vaginales para que empezará a dilatar y empezará mi cuerpo a expulsar...
(Estaba muy asustada,la verdad)
Me dijo que con esa pastilla empezarían unos dolores horrorosos (las contracciones), que si no aguantaba el dolor la avisara.
También me dijo que antes de bajarme a quirófano tenía que quitarme todas las pulseras pendientes pearcing y demás, y despintarme las uñas, tanto de pies como de manos.
Más tarde llegaron los padres de Mario, mi padre y unas amigas.
La visita de mis amigas me animó, pero me estaba agobiando con tanta gente en la habitación.
A la media hora de ponerme esa maldita pastilla empezaron los dolores, quería morirme, en otra circunstancia los hubiera aguantado mejor, pero entre el dolor físico y el psicológico quería morirme.
¿Sufrir todo eso para expulsar a mi hijo sin vida?
Pero de sangre aún ni rastro, aunque no paraba de ir al baño a ver si sangraba algo.
Se empezó a ir la gente, y volvió a entrar la enfermera.
-¿Aún no has sangrado?-Me pregunto sorprendida.
-No, nada.
-Pués vamos a tener que ponerte otra pastilla ¿Vale?
-Vale-Respondí . Mientras pensaba ¿Otra pastilla?, me voy a morir de dolor....
Así que así fue, salieron mi madre y Mario de la habitación y me puso la segunda pastilla.
A la media hora de la segunda pastilla empecé a sangrar pero solo unas gotitas, cuando ya tenía que salir a chorros la sangre.. pero no, pegotito no quería ni salir.
Pulse el botón rojo y en 5 minutos vino la enfermera.
-¿Ya has sangrado?
-Si, pero solo unas gotitas
-Vamos a esperar a ver si sangras más, y si no te bajamos ya a quirófano.
-Vale
No sangraba más pero quería morirme del dolor.
Avise a la enfermera la dije que no podía más que llevaba horas desde la primera pastilla y que no sangraba más que eso.
La enfermera avisó al médico y en 30 minutos, había una camilla en la puerta de mi habitación. A eso de 17.00 estaban bajandome al quirófano.
Mi madre y Mario me besaron, y me fui.
-Eres muy jovencita no?-Pregunto el médico , mientras bajabamos.
-Si, 18 años.
Me puso un gorro verde y una bata antes de entrar al quirófano, y entré.
Había dos médicos, un cirújano y una ginecóloga.
Estuvieron hablando un rato conmigo, pero yo tenía miedo y frío no quería hablar...
Me pusieron electrodos por todo el cuerpo y me pincharon anestesia... después de pincharmela , recuerdo contar hasta 20... y:
-Isabel,Isabel
-Me desperté, había estado soñando que estaba en caños de meca, y no sabía ni dónde estaba.
-¿Dónde estoy?-Es lo primero que dije
Cuando empecé a ubicarme, pregunté
-¿Ya está?
-Si- me respondió
Nada más oir el ´si´ y entender lo que acababa de pasar empecé a llorar.
Me subieron en camilla, no podía moverme seguía anestesiada.
En la puerta de mi habitación estaba mi madre mi padre Mario, y mi hermana con mi cuñado y mi abuela.
No me lo creía, con lo pachucha que está... ¡Tengo la mejor abuela!
Una vez en la habitación, todos estaban preguntandome , pero seguía desubicada.
Entró la enfermera de siempre a decirme que cuando se me pasara la anestesia la avisara, porque me empezarían otra vez los dolores.. todo lo que dilaté ahora tenía que volverse a encoger.
-Vale. la dije.
También me dijo que fuera a hacer mucho pis, con ayuda para no caerme, pero así expulsaría antes la anestesia.
Cuando se me paso la anestesia la llame corriendo ¡Que dolor!, no quería sufrir más, demasiado tenía dentro.
Me dieron medicamento por vena, que es más rápido y a los 10 minutos si pasó el dolor...
Ya era consciente de todo, y estaba destrozada, vaya día más duro, me dolía todo pero sin lugar a duda lo que más el corazón.
A las nueve de la noche me dieron el alta..
Salí del hospital con mi madre y Mario, las dos personas que habían estado conmigo desde las 6.30 am hasta las 21.00 pm.
Llegué a casa sintiendome vacía, ya no era yo... Y desde ese día cambió mi vida por completo, mi sonrisa no era igual, mis fuerzas no sé donde estaban. Volver al día a día se me hizo tan duro, no podía levantarme con las ganas de antes y llegar sonriendo, era imposible...
No sé si caí en depresión, pero desde luego la de siempre no era.
Hacía dos meses se había muerto mi abuelo, mi segundo padre, mi ejemplo a seguir, mi compañero de aventuras, mi rey.
Y ahora me pasaba esto, no sabía como encajar las cosas, no entendía el por qué, y no sabía salir de ahí.
El cuerpo que acababa de salir de mi vientre era tan pequeño, que no entiendo como podía caberle dentro un alma tan grande.
Tu presencia en el mundo fue efímera, pero me sirvió para entender el valor de las cosas, para entender que algo pequeño puede llenar de alegría un cuerpo enorme, me enseñaste a luchar y a creer en nosotros, me enseñaste a vivir , me enseñaste sin ninguna duda a sentirme mamá.
Tres meses en mi tripa, toda una vida en mi corazón.
Desde el 1 de febrero, yo no soy yo, desde el 1 de febrero una parte de mi se fue al cielo con ese INMENSO alma.
Buenas noches, no nos conocemos de nada, pero empecé a verte por instagram y tu historia me ha llegado, parecia q hasta yo lo sentía! Hablando hoy con una amiga se lo dije, tengo ganas de q nazca ya tu hijo y te llene de felicidad ;) solo queria decirtelo porque me gusta leerte
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